miércoles, 19 de diciembre de 2012

Focaccia al curry con queso de cabra y romero




Me encanta el curry. Se lo echo a todo lo que puedo. Eso sí, os aconsejo que si tenéis que usar esta especia, estéis alerta para que no os pase lo mismo que a mi. Resulta que el otro día me estaba haciendo verduras al curry, y estaba medio dormida porque eran las 22'30 y había pasado todo el día estudiando. Total, que abrí el armario de las especias, cogí el botecito y me puse alegremente a echar curry, y cuando me quise dar cuenta, se ve que había espolvoreado mis verduitas con canela. Un montón de canela.

Calabacín con canela. Berenjena con canela. Champiñones con canela. Pimiento verde con canela. Puf. Pero ya os he dicho que tenía sueño, tenía mucha hambre y por momentos lo que estaba teniendo era una mala leche de cuidado (soy muy irascible cuando tengo hambre!). Así que me lo comí. Y en el fondo pues no estaba malo eh? Eso sí, no es lo que me pediría en un restaurante, todo hay que decirlo. Pero mira, quizá si perfecciono la técnica me pasa como al que descubrió el brownie y creo aquí una maravilla para el paladar.


Bueno, al lío. Como véis, la receta de hoy no es dulce. ¿Y eso? - os preguntaréis. Ya os digo que no, que no tengo fiebre y sigo siendo una gran defensora del placer dulce, pero me encanta probar cosas nuevas y la cocina salada me tira mucho!

Focaccias ya he preparado varias, pero esta de hoy es la única que tiene fotos que demuestren su corta existencia. Porque hay que ver como estaba... Le quedó una costrita crujiente por encima y un regustín a curry y una masa tan buaaaahhhh! Lo que se traduce en "muy buena". Estaba muy buena. Y que conste que eso es un eufemismo. De los grandes.



Y digo yo que claro, la cámara y yo somos incompatibles. Ella no me aprecia nada y yo más o menos la odio. Así que si las imágenes no dejan ver lo riquísima que estaba la focaccia es única y exclusivamente culpa de la cámara!

Esta vez, la receta es de Xavier Barriga, modificada ligerísimamente. Éxito asegurado. Hasta mi hermana, que como ella dice, es de paladar limitado, la disfrutó. Disfrutadla vosotr@s también!



INGREDIENTES:

- 400 gr. de harina de fuerza
- 220 ml de agua
- 10 gr. de sal (yo le eché un pelín más)
- 20 gr. de azúcar
- 40 gr. de mantequilla a temperatura ambiente
- media cucharadita de curry
- Una cucharadita de levadura de panadería

Estos ingredientes son para la masa. Tamizamos la harina en un bol, y poco a poco añadimos todos los ingredientes restantes. Mezclamos con una cuchara de madera y amasamos unos 5 minutos, hasta que todos los ingredientes estén bien integrados.

Dejamos reposar 15 minutos en un lugar cálido. A continuación, cogemos la masa y la estiramos, colocándola en el molde que la vamos a cocinar (yo lo hice en una bandeja de horno).

Y a partir de aquí, esperamos a que doble el tamaño y mientras tanto nos da tiempo a ducharnos, acabar un reportaje, leer El prisionero del cielo (Dios, qué bueno es Carlos Ruiz Zafón), frustrarnos porque aún n ha subido del todo, jugar con los perros e intentar saciar el hambre con galletas caseras de lacasitos, porque con esta rasca, a la masa le cuesta subir.



En fin, que una vez haya doblado el tamaño, lo que yo hice fue desmenuzar queso de cabra y echárselo por encima, y después echar también romero, sin miedo. Todo depende de la cantidad que a nosotros nos guste. Ah, y debo decir que también le rallé por encima otro queso, de esos que vienen en triangulitos, diría yo que semi-curado. Ole mi información. Es que ahora mismo no estoy en casa y no recuerdo qué queso era, pero si alguien se queda con la duda que me pregunte y se lo chivo!

De hecho, este queso semi-curado hizo que quedara una costrita por encima crujientita que mmmmmhhhh......

Una vez tengamos la focaccia bien repleta de lo que nos gusta (aquí cada cual que use su imaginación, pero os advierto que esta combinación es estupenda!) la ponemos en el horno, que estará precalentado a 210º ,durante unos 15 minutos o hasta que esté doradita y apatecible. Ya veréis el olorcito que desprende ya!



Y nada, yo soy fan de degustar las focaccias calentitas, no sé si será bueno o no pero a mi me sienta de maravilla!.Por eso me fastidió tanto tener que hacerle fotos! jajaja

Para que quede ya perfecta, le echáis un chorrito de aceite por encima y... a degustar! Me zampé como media del tirón y ya no queda nada, así que en realidad no os puedo decir cuánto tiempo aguanta! Si vosotros podéis vencer la tentación de comerla entera, ya me contaréis!



Que tengáis muy feliz semana! Yo estaría contenta porque el viernes ya empiezo vacaciones, pero en enero tengo exámenes, así que en realidad las vacaciones de navidad se convierten en la tortura maratoniana de 9 horas de biblioteca.

Gracias a todos por estar ahí!

PD: dentro de poco sorteo!!! Estad al tanto! :D

martes, 11 de diciembre de 2012

Nutella Cheesecake y crónica de un cumpleaños


Adiós 20, hola 21. Creo que este ha sido uno de los cumpleaños más extraños de toda mi vida, con sus cosas muy muy malas y sus cosas increíblemente buenas, gracias a cierta gente estupenda. 


Cómo bien indica el título, en el post de hoy os espera una crónica de esas para que leáis cuando tengáis tiempo, una crónica "made in Laura", es decir, larga a matar. Así que he pensado que mejor os pondré la receta primero, y después el parrafón, para quien le interese leerlo! 


Ya os comenté que soy la cocinera aficionada del grupo, y que por tanto las tartas para mi cumple me las auto-regalo. Suena un poco triste, pero de hecho disfruto como nadie haciéndolo, así que no me puedo quejar. Este año, decididí despedirme de les 20 con una tarta de queso y nutella, el conocido "nutella cheesecake" de Nigella Lawson. Qué os puedo decir... esta rica a matar, al menos eso es lo que me pareció a mi y a la gente que le pregunté. Es una tarta que tenéis que preparar, sí o sí, porque realmente, a parte de no tener ninguna complicación, es una apuesta segura. 


Las fotos no son muy buenas porque estan hechas con iPhone, con puca luz, y con mucha prisa. Es lo malo de tener que hacer fotos de comida cuando estás en un restaurante y los comensales están esperando a que les llegue ese trocito de postre! Pero no os dejéis engañar, porque en el blog sólo pongo las recetas ricas! :D

Vamos a ello:

INGREDIENTES

Para la base:
- 250 gr. de galletas digestive 
- 75 gr. de mantequilla derretida
- una cucharada de nutella 
- 25 gr. de avellanas tostadas y picadas (sinceramente, la parte del tostado os la podéis saltar si os da pereza)

Para la tarta: 
- 385 gr. de nutella
- 500 gr. de queso tipo philadelphia
- 60 g. de azúcar glas

Bien... seguro que os imagináis cómo se hace la base no? Reducimos a polvo las galletas, derretimos la mantequilla y mezclamos. A continuación añandimos la cucharada de Nutella y una vez esté todo bien integrado se le echan las avellanas bien picaditas, hasta que quede una textura arenosa. 
Forramos con esta base el fondo de un molde desmontable. Mi molde era de 24 cm pero la próxima vez quizá lo hago en uno más chiquitito. Y a guardarlo a la nevera para que endurezca!

Respecto a la tarta... Yo al leer por primera vez el modus operandi en la web de Nigella, pensé: esto tiene que estar mal. Pero no. Resulta que no está mal. Y también resulta que es todo lo opuesto a mal. 

Nada más y nada menos que batir el queso con el azúcar glas, bien batido, y después le echamos la Nutella hasta que quede todo perfectamente integrado. 

De aquí al molde, y en la nevera mínimo cuatro horas. Como siempre, mejor de un día para otro. 


Yo decoré la tarta con más avellanas tostaditas, que como véis, las puse en el exterior aprovechando que se quedaban pegadas. Además, me aventuré a hacer un frosting de nutella, dulce a más no poder. Sinceramente, aunque queda muy mono, no hace falta. La tarta por si sola se basta y se sobra, y el frosting es demasiado dulce para este tipo de preparaciones. A parti de ahora, los frostings los relego a los cupcakes!


Y bien... ahora ya podéis poneros ropa cómoda, coger las gafas y preparar café, porque llega la historia de las aventuras y desventuras de mi paso a los 21. 

Yendo un poco atrás, la valoración que hago de este último año es, en general positiva. De hecho la cosa viene siendo así: acabé el 2011 de puta pena (perdón por ser políticamente incorrecta, pero un dicho popular es ese de "las cosas claras y el chocolate espeso", lo que viene a querer decir que las cosas se tienen que decir por su nombre, y no tiene otro). Pues eso, de pena. Consiguientemente, emplamé el 2012 con una alegría arrolladora (nótese la ironía). Poco a poco, la cosa fué mejorando, y me marché durante todo el verano a trabajar, muy poco convencida, la verdad. Pero resultó ser un verano genial, estupendo, cococí a muchísimas personas increíbles y estreché lazos con algunas a las que ya consideraba estupendas. Volví nueva, aunque con unas ojeras de órdago porque me levantaba cada día algo más tarde de las 5'30 de la mañana. 

Y total, por qué explico esto? No tengo ni idea, quizá necesidad de expresarme, o quizá para contextualizar. En realidad, no tiene mucho que ver con el día de mi cumpleaños. O quizá sí. Me he dado cuenta que las personas que nunca te fallarán se pueden contar con una sola mano, lo que te deja la otra libre para hacer un bonito corte de mangas a aquellos por los que has dado mucho y no has recibido apenas nada a cambio. En comunicación, y en otros ámbitos, se llama feedback a esa reciprocidad que yo he echado en falta de algunas personas que me rodean. 

Total, toda esta parrafada para decir que tuve una fiesta de cumpleaños genial (vuélvase a notar la ironía). En la próxi fiesta, me veo que seremos cinco. Y oye, casi que mejor. Más vale poco y bueno. 

Puede pasar que a veces te crees expectativas sobre algo, y que éstas no se cumplan. Lo que te hace llegar a la conclusión de que mejor no esperar nada de nadie. Pero eso es muy triste no? Qué nos queda si no es algo de ilusión y esperanza? Pero qué leches, como buena optimista que soy, siempre me quedo con la parte positiva de las cosas, porque todo tiene su lado bueno, aunque cueste más de ver. 

Por tanto, me quedo con esas personas que dieron por mi lo "indable" (me entendéis no? Tengo tendencia a inventarme palabras) Esas personas ya saben quien son. No hay suficientes palabras para expresar mi gratitud. 


Y aquí os presento una serie de regalitos que cayeron. Se ve que cuando tienes un hobby, como lo mío con la cocina, las apuestas son seguras! Y yo, más feliz que un ocho, empiezo los 21 con gran cantidad de artículos relacionados con repostería y creados especialmente para satisfacer mis ansias más golosas! Aún desparramados por mi habitación se encuentra un set de cortadores de galletas con forma de hombre y mujer para hacer galletitas de jengibre, sprinkles, lápices comestibles para decorar, un gorrito a lo chef repostera, un precioso recipiente para galletas, más cortadores de todas las fomas y tamaños, mini moldes para muffins (o en su defecto trufas grandes), un libro titulado "chocolate", con 200 recetas para babear, un set que incluye un libro con recetas de bombones, moldes para bombones y un chisme que no tengo ni idea de como se llama pero se ve que sirve para sujetar las chocolatinas mientras las rebozas alegremente en cacao en polvo, azúcar glas o lo que sea, y una super crepera, que ya he estrenado, obviamente! 


Eso sin contar las cositas de ropa, complementos y calzado... joe, así da gusto cumplir años!!! 

Bueno va, creo que va siendo hora de parar ya de darle a la tecla, porque resulta que tengo una montaña de deberes que me recuerdan maliciosamente: vamos a hacer que te pases la semana sin dormir...

Me tendréis que perdonar porque creo que mi escrito haya resultado ser un poco inconexo, incoherente o in-algo, pero desde pequeñita uso la escritura como canalizador y a veces no controlo. 

Ah, y antes de despedirme, me gustaría mencionar a Bego, del blog de La cocina de Samira, por ser una persona dulce, cariñosa, y con un corazón enorme que me alegra mi página con sus preciosos comentarios. Muchas gracias guapa, por gente como tú da gusto hacer lo que hago. Y a los demás, si no conocéis todavía su blog, que lo dudo, os animo a que vayáis immediantamente, no os arrepentiréis! 

Qué tengáis feliz semana! En breves vuelvo con más y mejor! (me debato entre la empanada de atún, para bajar un poco los subidones de azúcar que os pego, las galletas de vainilla con lacasitos o las de chocolate blanco, o bien las crépes de chocolate con crema de café!)

PD: os imagináis que blogger tuviese límite de palabras como twitter? Sería mi perdición!

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Bizcocho de oreo


Cuando me aburro, cocino. Y cuando no, también. En cuanto dispongo de ese preciado tiempo en que muchas gente dice: "oh, qué bien, voy a tumbarme al sofá un ratito a descansar", yo hago lo contrario. Desafiando el agotamiento semanal, me paso como una hora escogiendo la receta, y algún tiempo más ejecutándola. Eso, sin contar el rato de las fotos y de la degustación! Bueno, de hecho miento. Dado que la fotografía no es lo mío, ya estoy enredando a mi hermana para que sea ella quién las tome. Como recompensa, pastel. O galletas. O muffins. O cupcakes. O tartaletas. En el caso de hoy, bizcocho. Y menudo bizcocho. 


Es curioso, porque cuando hablamos de bizcochos, a menudo lo que nos aparece en la mente es algo sencillo, mediocre incluso, un postre para salir del paso. Todo mentiras! Bueno, menos el tema de la sencillez, aunque yo soy de las que me gusta complicarme, mira tú por donde. 


El que os traigo hoy es... mmmm... como lo diría... algo así como buenísimo. No no, de verdad. Hacedme caso. Bueno, bueno, bueno. Indispensable en nuestro recetario bizcochero, bizcochil, abizcochado. Cada cuál que use la palabra que más le guste, pero tenéis que prepararlo! Además, lleva oreos, esas galletitas que a mi, por sí solas, no me dicen demasiado, pero en el momento que las usas para crear otro postre... ya es otro cantar. 


Tengo tendencia a enrollarme, no sé si os había comentado que estudio en la Facultad de Comunicación, y como buena comunicadora y futura periodista, me gusta escribir, pero también tengo que saber cuándo parar. Así que sin más os dejo la receta, y ya habrá tiempo para las divagaciones! Ah! Usé como receta base el bizcocho de oreo de Kanela y limón, ya conocidísima por aquí (y no me extraña, menudo blog!), pero hay agunas variaciones de cosecha propia, fruto de esos momentos en que te das cuenta de que no dispones de todos los ingredientes y te las tienes que apañar. No sabía si saldría bien, pero no me apetecía ir al super, pero tenía metido entre ceja y ceja este bizcocho y cuando me empeño en hacer algo... sí sí, ya voy con la receta!


INGREDIENTES (os pongo cómo lo hice yo)
- 85 gr. de mantequilla sin sal (a temperatura ambiente, por lo que la debéis sacar unas horas antes de la nevera)
- 140 gr. de azúcar
- 1 cucharadita de esencia de vainilla
- dos huevos (batidos)
- 225 gr. de harina
- 2 cucharaditas de levadura
- una cucharadita de bicarbonato sódico
- una pizca de sal
- 3 cucharadas bie grandes de philadelphia
- 100 ml de leche
- galletas oreo


Precalentamos el horno a 180º.

Se bate la mantequilla con el azúcar y la esencia de vainilla, enérgicamente, y entonces se añaden los huevos a tres tandas, con las batidoras de varillas. A cada tanda, se tiene que batir bien para que se vayan integrando los huevos. 

Tamizamos la harina junto con la levadura, el bicarbonato y la sal, y lo añadimos a la mezcla anterior. 

Llegados a este punto, es cuando introduje mis cambios. Incorporamos las tres cucharadas de philadelphia o algún queso parecido. Cómo la masa quedaba muy espesa, le añadí 100 ml de leche (semi) para suavizarla un poco. 

Se trocean las galletas (poned al gusto, ni muchas ni muy pocas!) y se vierte la mezcla en un molde engrasado previamente con mantequilla. Yo usé un molde de 24 cm de silicona, que me permite desmoldar perfectamente. 

Y unos 40 minutos al horno. Lo de siempre, pinchad con un palillito y a la que salga limpio, listo! 


Podéis decorarlo como os guste, aunque sinceramente no hace falta, por si solo ya funciona... De todos modos, yo reduje a polvo unas pocas galletas más y las puse encima del bizcochito, creo que queda más vistoso así. 


Y de hecho, cuando dije que reduje a polvo las galletas estoy mintiendo otra vez. De nuevo, fue mi hermana, que estaba revoloteando por la cocina y me ofreció su ayuda. Aprovecho ya desde aquí para decirle que, aunque sabe que los momentos en que cocino estoy en modo introspectivo, me encanta sentir su presencia por los alrededores. 


Siempre se lo digo, y lo reitero: gracias por ser la persona que me motiva día a día con todos mis proyectos, por ser mi mitad más preciosa y por haberte convertido en esa persona por la que vale la pena pasarse cinco horas en la cocina. Tu cara de felicidad después lo vale mucho, y sólo es comparable a la felicidad que tú me produces a mi! :D ale, comentario ñoña hecho!

En mi cortita pero intensa carrera como repostera aficionada, siempre ha habido personas para quienes cocinaba o cocino. Es decir, como supongo que os pasa a muchos de vosotros, preferís ver la cara de placer de los demás, porque eso ya es suficiente para que todo el trabajo valga la pena. En realidad, me pasa con todo el mundo que se ha cruzado en mi vida, pero hay algunos cuya felicidad produjo en mí una satisfacción instantánea, en un momento pasado, y seguiría siendo así... pero ella... ella siempre ha estado ahí. 

Así que este bizcocho va para ti, tata. Por hacer que todo valga la pena. 

Es guapa o no es guapa? Con esa sonrisa rojo pasión! :)
Qué paséis un feliz puente! El día 8 es mi cumple, así que seguro que uno de estos días cae una súper tarta! (que, como no, me la tendré que autoregalar..:p)

Gracias por estar ahí!