Yo, cuando vaya a Francia, acabaré con las existencias de queso de cabra. Paso del camembert, el roquefort, el emmental, el chevrotin y todos los demás. Yo, al queso de cabra. (aunque, de hecho, ni siquiera sé si el origen es francés, pero da igual)
Qué os puedo decir... Si es que yo no soy imparcial en estos casos, así que tendréis que confiar ciegamente en mí cuando afirmo que esta tarta está buenísima. Es salado, pero también dulce, tanto por el azúcar como por la miel del topping. Es denso, pero suave. Y lo más importante, sabe a lo que tiene que saber una tarta de queso de cabra.
La receta la encontré en esta web. Yo os pongo mis medidas en gramitos, para facilitar la faena, así que no tenéis excusa para hacerlo. Amantes del queso de cabra, ésta es vuestra tarta!
INGREDIENTES
Para la base:
- galletas (digestive, marbú, etc.)
- mantequilla
(no os pongo cantidades porque lo hice a ojo)
Para la tarta:
- 570 gr. de queso de cabra, o bien a temperatura ambiente o bien de los de untar (yo puse medio de rulo medio de untar)
- 225 gr. de queso tipo philadelphia, a temperatura ambiente
- 225 gr. de yogur griego (puede ser bajo en grasa)
- 135 gr. de azúcar
- 2 cucharadas de buttermilk (opcional)
- 3 huevos
- una cucharadita y media de extracto de vainilla
Primero, trituramos las galletas con la mantequilla y forramos un molde (el mío es de 26 cm) con la mezcla, apretando bien para que las galletas queden repartidas y pegadas por toda la superficie. Reservamos y precalentamos el horno a 180º.
A continuación, ponemos el queso de cabra, el queso de untar y el azúcar en un bol grande y batimos con la batidora de varillas hasta que esté todo bien combinado. Añadimos el yogur y mezclamos de nuevo.
Sin parar la batidora, añadimos los huevos, uno a uno, incorporándolo bien a la mezcla antes de añadir el siguiente. Ahora, echamos la cucharadita y media de vainilla.
Y ya está la mezcla lista! La vertemos en el molde y éste lo colocamos en una bandeja apta para horno, que llenaremos de agua hasta la mitad del molde más o menos (id con cuidado si usáis moldes desmontables, pues se puede colar el agua. Una de las soluciones es ponerle papel de aluminio alrededor)
Cocinamos la tarta unos 45 minutos, hasta que veamos que se empieza a dorar un pelín por arriba pero que el centro esté todavía tembloroso. Lo sacamos del horno, dejamos templar 15 minutos y pasamos un cuchillo alrededor del borde de la tarta, para que no se pegue al desmoldar.
Dejamos enfriar la tarta una hora más o menos y de aquí a la nevera.
Para consumir, la sacamos un ratito antes, desmoldamos y le ponemos el topping que queramos. Aconsejo comerla con miel o con algún tipo de mermelada, pues le dará un buen contraste y no se hará tan pesada. Y ah! No os paséis con el corte, porque llena de lo lindo!
Qué os parece? Rico ehhh? :DAntes de despedirme quería disculparme por estar tantos días sin publicar. Pero es que ha sido empezar el último año de universidad y se me ha venido un estrés encima muy difícil de digerir. Todo se me hace una montaña y me cuesta incluso cocinar, pero intentaré dejar de buscar excusas. O no, simplemente lo haré, porque ya lo dicen.... hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes.
Feliz fin de semana familia! :)
LAURA